El origen de la preferencia sexual ha sido uno de los mayores retos sociopolíticos de nuestra época. La comprensión se ha complicado por el hecho de que la preferencia sexual no es una condición genética ni psicológica. ¿Qué queda? Si se aceptan los arquetipos del Inconsciente Colectivo de Jung como físicamente reales, lo que generalmente se cree que es así, porque hay algunas pruebas que lo apoyan, entonces cada ser humano tiene tanto un arquetipo Anima como Animus. Si se suple el dualismo cartesiano, entonces la mente no es igual al cerebro; pero como afirmó Einstein: su campo unificado es capaz de describir los sistemas vivos con la característica añadida de una energía vital. Utilizando la geofísica como metáfora, está bien establecido que la fuerza del viento solar sobre la dinamo del núcleo fundido de la Tierra es lo suficientemente fuerte como para invertir los polos norte y sur de media cada 200.000 años. Del mismo modo, la mente es una entidad poderosa, por lo que una fuerza epigenética entre parejas, en las condiciones adecuadas, puede provocar una inversión prenatal del ánima y el ánimus de los embriones.

Polímata, trabaja en docenas de campos de la física; también, en jurisprudencia, epigenética, medicina, psicología, filosofía de la mente y teología. Miembro honorario de la Academia Rumana de Ciencias, director de investigación: Instituto de Estudios Avanzados Noéticos. Presidente del simposio de 22 años en honor al físico francés J-P Vigier. Autor de más de 40 libros y 200 artículos.