No hay mirada más torpe sobre la escritura de poesía que aquella que pretende marcar distancia; la que finge desde una esquina, a escondidas, que no va a involucrarse; la que sueña con que no se perciba la autobiografía entre sus versos. No hay libro, si lo es, que nazca huérfano.
Desde el lirismo de la poesía de la experiencia y sin miedo al Yo, Luis Aguilar reflexiona ahora -en un giro peculiar de sus temáticas y obsesiones escriturales- sobre la moda de la poesía reclamada por la competencia de los proyectos, las subvenciones y la corrección política, reclamando abrir los linderos que ahogan una poética congestionada en los libros monotemáticos y, arriesgado como suele, lo hace desde un libro monotemático: crítico, autocrítico y por momentos delirante. En plena madurez creadora, el poeta cuestiona si no ha de descubrirse que el fuego quema porque la llaga arde; si una lectura es suficiente para escribir sobre la enfermedad, el amor o el miedo.

Poeta, ensayista y traductor. Es autor de Tartaria (2003), Mantel de tulipanes amarillos (2005), Los ojos ya deshechos (2007), Decoración de interiores (2010), Diario de Yony Paz (2016), Vampires never say good bye (2017) y Debe ser ya noviembre (2019), entre una veintena de títulos. En Vaso Roto Ediciones ha publicado Como vai você / Qué será de ti. Antología de poesía joven de Brasil (2014) y Muchachos que no besan en la boca (2017). Su obra aparece compilada en más de quince antologías. Ha ganado, entre otros, el Premio Nacional de Periodismo Cultural Fernando Benítez (2006), el Premio Nuevo León de Literatura (2010), el Premio Internacional de Poesía Nicolás Guillén (2010), el Premio a las Artes UANL (2010), el Premio Internacional de Poesía Gilberto Owen (2015), el Premio Nacional de Poesía Toluca (2015) y el Premio Nacional de Poesía Rodulfo Figueroa (2021).

Luis Aguilar es un reconocido poeta y periodista cultural.