Bültmann & Gerriets
Tratado de las idolatrías, supersticiones y costumbres
von Jacinto De La Serna
Verlag: Linkgua Ediciones
Reihe: Historia Nr. 380
Hardcover
ISBN: 978-84-9816-351-3
Erschienen am 01.01.2024
Sprache: Spanisch
Format: 210 mm [H] x 148 mm [B] x 27 mm [T]
Gewicht: 670 Gramm
Umfang: 466 Seiten

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Klappentext
Biografische Anmerkung

En el Tratado de las idolatrías, supersticiones y costumbres Jacinto de la Serna responde a la preocupación de la Iglesia mexicana del siglo XVII, ante la respuesta poco favorable de los indígenas hacia el catolicismo.
Para Serna era esencial sacar a la luz informes sobre las idolatrías y hechicerías que se daban entre los indígenas para instruirlos en la fe católica. Serna da a conocer lo que los indios padecen, cómo viven, cómo unos y otros lidian con sus propias creencias y cómo interactúan entre ellos.
Describe, por ejemplo, las costumbres de las indígenas aztecas durante el embarazo. Según comenta, no debían mirar los eclipses del Sol y la Luna, pues la criatura podría tener labios leporinos. Tampoco podían contemplar ejecuciones, pues los niños nacerían con una horrible soga de carne anudada a la garganta.
Este tratado además ha sido extensamente citado por los expertos en sustancias psicotrópicas. En él Serna se ocupa de las diferentes sustancias que ingerían los indígenas en sus rituales. Por ello se convirtió en una referencia en los estudios sobre el tema.
Serna organizó y sintetizó en su Tratado de las idolatrías todos los documentos que encontró. Agregó relatos orales y lo que presenció sobre supersticiones e idolatrías en la Nueva España. Copió grandes partes de manuscritos y de obras publicadas, sobre todo aprovechó la
Monarquía indiana, de Juan de Torquemada,
y el Tratado de las supersticiones, de Hernando Ruiz de Alarcón (también publicados por Linkgua).
Atrapados entre la abominación y la insaciable curiosidad cultural, Jacinto de la Serna, Hernando Ruiz de Alarcón y Juan de Torquemada son autores clave en los estudios de los rituales de los habitantes originarios de México.



Juan Bautista Alberdi Aráoz (Tucumán, 1810-París, 1884). Argentina.
Era hijo de un comerciante español y de Josefa Aráoz, de la burguesía tucumana. Su familia apoyó la revolución republicana; Belgrano frecuentaba su casa y Juan Bautista lo consideró un gran militar y un padrino, dedicando numerosas páginas a defender su figura. Esta actitud lo hizo polemizar con Mitre, y ganarse la enemistad de Domingo Faustino Sarmiento.
Alberdi estudió en el Colegio de Ciencias Morales de Buenos Aires y abandonó los estudios en 1824. Por esa época, se interesó por la música. Poco después estudió derecho y en 1840 recibió su diploma de abogado en Montevideo.
Fue autodidacta. Rousseau, Bacon, Buffon, Montesquieu, Kant, Adam Smith, Hamilton y Donoso Cortés influyeron en él. En 1840 marchó a Europa. Volvió en 1843 y se asentó en Valparaíso (Chile) donde ejerció la abogacía. En otro de sus viajes a Europa como diplomático, pretendió evitar que las naciones europeas reconocieran a Buenos Aires como nación independiente y se entrevistó con el emperador Napoleón III, el Papa Pío IX y la reina Victoria de Inglaterra. Mitre y Sarmiento lo odiaron.
Alberdi vivió entonces fuera de Argentina y regresó en 1878, cuando fue nombrado diputado nacional. Había sido diplomático durante catorce años. Las cosas habían cambiado: Sarmiento envió a su secretario personal a recibirle y lo abrazó. Sin embargo, los mitristas impidieron que fuera otra vez nombrado diplomático, en esta ocasión en París. Murió en un suburbio de dicha ciudad el 19 de junio de 1884.


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